
El sábado asistí a la segunda edición del #EspacioMadresfera en el Espacio Fundación Telefónica (podéis ver el vídeo íntegro del programa aquí). En esta ocasión versaba sobre niños, NIÑAS y ciencia. Durante mi labor de documentación para el guión del programa, me topé con el informe ‘Científicas en cifras’ 2015. Según los datos del mismo, dentro del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), en lo referente al personal investigador en formación, las mujeres superan con creces a los hombres (57,5% por 42,5%). Sin embargo, a partir del siguiente escalón los hombres empiezan a ser mayoría hasta alcanzar los puestos de mayor responsabilidad, donde ellos (nosotros) acaparan (acaparamos) el 75% de los cargos. ¿Por qué?
El jueves pasado, antes del programa pero después de haberme ya documentado, tuve el placer de entrevistar a Inés Herreros, fiscal experta en violencia de género y presidenta de la Asociación Gafas Lilas contra las Violencias Machistas, a propósito del dossier central que estamos preparando para el nuevo número de Madresfera Magazine, que saldrá a la luz en breve. Durante la conversación, me hizo reflexionar sobre un dato muy contundente en torno a la violencia de género. Según el barómetro del CIS de septiembre de este año, el terrorismo internacional era una de las principales preocupaciones de los españoles (15,6%). La violencia contra la mujer apenas alcanzaba el 1%. Vale, puede que este barómetro estuviese muy condicionado por los atentados de Barcelona de agosto. Un mes más tarde, en octubre, esa preocupación por el terrorismo bajó al 3,7%. La preocupación machista también lo hizo (0,8%).
¿Sabéis cuántas personas han muerto en España por el terrorismo internacional desde 2004? 208 en dos atentados. ¿Sabéis cuántas mujeres han sido asesinadas en España desde 2003, cuando empezaron a contabilizarse sus muertes? Casi 800 en otros tantos “atentados” perpetrados por lo que en el caso del terrorismo yihadista llamaríamos “lobos solitarios”, hombres radicalizados a su manera en la ideología machista. ¿Por qué entonces nos preocupa más el terrorismo internacional que la violencia contra las mujeres? ¿Por qué?
¿Por qué? Ciudadanas de segunda
“La realidad nos conduce al triste escenario de que las mujeres verdaderamente no importamos”, me decía Inés Herreros. La fiscal experta en violencia de género argumentaba así una afirmación tan tajante: “Tenemos tan asimilado socialmente que las mujeres son ciudadanía de segunda que no importa que nos estén robando nuestro tiempo, que nos paguen menos, que nos estén poniendo un techo de cristal del que no podemos pasar, que nos estén lesionando y asesinando. La lógica de nuestra sociedad es patriarcal y machista, así que todo lo vemos desde esa óptica y como es normal, y como entendemos que siempre ha sido así, pues no solo no le ha importado a nuestros representantes políticos, sino que cuando se hacen las encuestas del CIS siempre nos ha importado mucho la corrupción, el paro o el terrorismo de ETA, pero no los asesinatos de mujeres”.
Y esa lógica patriarcal y machista, pese a los avances en la materia, sigue muy enquistada en nuestra sociedad. Así lo reflejan los resultados del último Eurobarómetro, hechos públicos ayer mismo, en el que aunque el 90% de los europeos considera inaceptable que las mujeres cobren menos que los hombres (algo hemos avanzado), se siguen manteniendo intactos los roles de género de otras épocas. Sin ir más lejos, el 44% de las mujeres y el 43% de los hombres considera que el principal rol de la mujer es cuidar de la familia y del hogar. En el mismo porcentaje los ciudadanos europeos pensamos que el papel del hombre es ganar dinero y proveer de recursos a la familia.
Y esta permanencia de estereotipos se traslada también a la juventud. El informe ‘El futuro laboral de los jóvenes’, elaborado por Educa 20.20 y Fundación Axa, llegaba a la conclusión hace unos meses de que los adolescentes de entre 16 y 19 años de hoy siguen manteniendo los roles de género de décadas anteriores. El Barómetro 2017 de ProyectoScopio, por su parte, elaborado por la Fundación de Ayuda contra la Drogadicción (FAD) y publicado recientemente, concluía que el 25% de los jóvenes españoles ve “normal” la violencia de género dentro de la pareja y uno de cada cinco chicos de entre 15 y 29 años afirma que la violencia machista es un tema politizado que se exagera mucho. 790 asesinatos en 14 años, recordemos el dato.
Tú no serás una ciudadana de segunda
Y estos datos, en pleno noviembre de 2017, en una España que ya se ve en 4K, demuestran que siguen vivos muchos estereotipos y muchas mentalidades que nos acompañan desde los tiempos del blanco y el negro; estereotipos, mentalidades y pensamientos que seguimos trasladando a las nuevas generaciones a través de su educación, de la publicidad y de los medios de comunicación ante la pasividad de gobiernos e instituciones. Al final, como me decía también Inés, un tema que solo preocupa al 0,8% de los españoles no da muchos votos, así que se puede ir postergando sin problema, perpetuando la lógica patriarcal y machista sine die.
Pero yo no quiero que mi hija sea una ciudadana de segunda por el simple hecho de ser mujer. Ni quiero que mi hijo crezca creyéndose superior y con más derechos que su hermana y sus compañeras de clase o de trabajo por el mero hecho de haber nacido hombre. Como padres tenemos una ardua tarea por delante para que nuestros hijos den el carpetazo a esta sociedad machista en la que nosotros hemos crecido. El entorno no ayuda, pero soy un fiel creyente de que los padres, que al final somos las personas con quienes más tiempo pasan los hijos, tenemos una gran oportunidad para dejar huella en ellos, para hacerles calar mensajes sobre un mundo sin techos de cristal, en el que hombres y mujeres conviven en igualdad y con las mismas oportunidades, en el que los hombres no matan a las mujeres.
Quién sabe. Quizás dentro de 15 o 20 años consigamos dar la vuelta a los datos de estos barómetros y estudios. Quizás, como me decía Inés Herreros, algún día nuestras hijas empiecen a hablar de “memoria histórica” y a pedir responsabilidades al Estado, a las instituciones y a la sociedad por haber permitido y amparado durante tanto tiempo “un sistema en el que las mujeres son consideradas tan ciudadanas de segunda que incluso pueden llegar a ser asesinadas”.
yyoconestasbarbas
¡¡Qué datos, tío!! Se me acaban de poner todos los pelos de punta… Uffff. Hay que imprimir camisetas con tu última frase en negrita.
JM
Tremendo, Adrián. TREMENDO.
Y lo malo, o lo peor de todo, es que hay días en los que no veo ni siento que estemos avanzando. Escucho y veo cada barbaridad y cada aberración, siempre normalizadas, que la esperanza se me muere. El machismo no está enquistado en nuestra sociedad; está metastatizado…
Zora Groothuis
Precioso tanto como duro!!! Ojala algún día lo femenino sea equiparable a lo masculino y nuestras hijas no tengan que currárselo el doble para obtener la mitad. Mientras, como bien dices, los padres haremos todo lo que podamos!
Lucia
Yo sinceramente desde que soy madre eso de la igualdad en el mundo laboral ya no lo comparto. Desde el día que mi bebé asomó la cabecita yo quise dejar de trabajar (y tengo un doctorado, y un contrato fijo en I+D en una empresa multinacional), y estoy a punto de hacerlo y ser mamá a tiempo completo, que es lo que me llena. En cambio, mi marido no ha sentido esta necesidad, él quiere trabajar, y disfrutar de nuestro hijo en sus ratos libres (que por suerte son bastantes). A mí no me hace falta que me pongan un techo de cristal, creo que la biología y la evolución lo pusieron antes. Y asumo que si mi deseo es quedarme en casa con mi hijo las 24h, mi carga en las tareas del hogar va a ser mayor. Flaco favor nos hacen las mujeres que bajo mi punto de vista se comportan como “hombres”: en altos cargos, sin completar sus bajas de maternidad y contratando a alguien para criar a sus hijos. Y ya he desatado la polémica, seguro!
Vane
“Los niños juegan con palos y las niñas juegan con flores” … “El rosa es de niñas”….
Frases inocentes que una mamá le dice a su hijo, compañero de clase de la mía…. ( segundo de infantil )
Dicha mamá tiene mi edad ( 36) así que la edad no es pretexto para una mente tan antigua…
Es la educación, la que ella recibió y la que está trasmitiendo a sus hijos, niños que no recogen sus juguetes, no ponen ni quitan la mesa, no juegan a “cosas de niñas”…. Niños que el día de mañana serán machistas, en mayor o menor medida….
Yo, por mi parte a mi hija le digo que los palos y las flores sirven para jugar si eres niña y si eres niño, todo es para todos incluidos los colores…… Ojalá granito a granito consigamos que en el futuro dejen de morir mujeres ( o de ser violadas, etc… ) solo por ser eso… mujeres. Besos y abrazos para todos.
Roser Orquin
A mi me pasa lo contrario que a Lucía: quien se queda en casa es mi marido, como decidimos el día en que dejé de tomar mis pastillas. Su sueldo era de risa, cuando lo había, y en caso de que hubiera decidido seguir trabajando hubiera ido íntegramente a pagar guardería, comedor y canguros para que nuestros hijos fueran atendidos en una ratio de 8-15 alumnos por profesor (en casa han estado en una ratio 1-1).
Me gustaría quedarme en casa cuidándoles? Claro, pero como pasa a muchos hombresn mi familia depende económicamente de mi. He aprovechado mi plaza pública (soy profesora interina) para añadir a mi baja por maternidad todo el tiempo que he podido… siempre que fuera retribuido. Y ahora trabajo a 2/3 de jornada, cosa que nos podemos permitir (con un solo sueldo) gracias a los pañales de ropa, al babyled weaning, a no fumar ni tener coche…
A mi parecer, se trata de tener las cosas muy claras y a hacer muchas renuncias, sin sentirlas como tales.
Y mi marido ha acabado descubriendo su vocación criadora: cuando me casé con él ambos creíamos que sería un padre como los de su família, más intransigente, más tradicional… y es afectuoso (las madres del cole de nuestro hijo mayor me lo envidian), presente…
Como profe os lo digo: el aprendizaje no se para en la edad adulta. Por eso hay que dar espacio a los hombres para crecer como hombres y no como bestias, si queremos que nuestros hijos e hijas hallen hombres a su lado cuando sean mayores. Hombres que no hagan chistes machistas, hombres que les riñan por ser egoistas, hombres que les hagan sentirse avergonzados de haber mirado a alguien como si fuera un pedazo de carne. Tenemos que educar a nuestros hijos a mirar con asco visible a quienes opinen o actuen como si una mujer fuera una ciudadana de 2a. Y eso lo lograremos solo si les miramos nosotros con asco suficiente para que nuestro hijo nos pregunte: “mamá, papá, porque has puesto esa cara cuando has visto a esa persona en la calle, en la oficina, en la tele?”. Hay que ser teatrales.
Emilia
muy buenas las observaciones de este post. Gracias.
http://zapatitosparabebes.com