
Los libros son una buena herramienta para aprenderse los números. Y también para aprender a contar elementos sobre sus páginas ilustradas. Nosotros los hemos utilizado mucho con Mara, que una y otra vez, puntualmente, nos pide volver a ellos en nuestro momento de lectura nocturno. Y en sus versiones más sencillas también estamos empezándolos a utilizar con Leo, aunque con él lo de menos sea todavía aprenderse los números y lo de más disfrutar del momento mientras continuamos alimentando su incipiente y desbocado amor por los libros. Hoy comparto con vosotros tres libros que han funcionado muy bien en nuestra casa de locos para aprender a contar hasta 10.
Míster Magnolia, de Quentin Blake (Kalandraka)
Ya os hablé de él en un artículo en el que recopilé tres clásicos de la literatura infantil recuperados por Kalandraka. Y hoy os lo vuelvo a recomendar porque en nuestra casa se ha convertido también en un clásico divertido e irreverente al que Maramoto nos pide volver muy a menudo. Tanto que ya se sabe la historia de memoria y no es difícil escucharla recitar fragmentos del libro mientras caminamos por la calle o realiza cualquier otra tarea.
Escrito en rima, con una historia alocada y surrealista como ella sola y un personaje totalmente encantador como protagonista, no resulta nada difícil implicar a los peques en la ayuda del pobre Míster Magnolia, al que ¡ay, le falta una bota!. Y por el camino vamos contando a las personas, objetos, animales y mascotas de lo más excéntricas que forman parte del particular mundo del personaje creado por Quentin Blake un ya lejano 1980. Hay libros que son imperecederos.
1, 2, 3, ¡A contar cacas!, de Geraldine Collet y Éric Gasté (Cubilete)
Ha sido uno de los últimos álbumes ilustrados que han entrado en nuestra cada vez más amplia colección de literatura infantil. Y lo ha hecho con muy buen pie. Seguramente porque la protagonista es la CACA, así, en mayúsculas, que genera tanta repulsión como simpatía cuando se trata de hablar e ironizar sobre ella (Por algo algunos de los posts más leídos de este blog tienen que ver con la caca). En este caso, el texto de Geraldine Collet y las simpáticas ilustraciones de Éric Gasté nos llevan a conocer las cacas de diferentes animales, desde la pequeña de la hormiga, hasta la gigante del elefante, pasando por el cañón que parece poseer el caballo cuando se trata de hacer necesidades.
Cada uno de los animales que aparece va haciendo progresivamente más cacas, así que junto a los peques podemos aprender a contar hasta 10 sumando cacas. A la pequeña saltamontes le encanta ir contando con sus deditos y con todo detalle las cacas una a una. Y ahora ya lo tiene muy visto, pero al principio le hacía muchísima gracia el guiño final del cuento, que tiene como protagonista a un pequeño ratón (no voy a hacer spoiler). ‘1, 2, 3, ¡A contar cacas!’, publicado en España por Cubilete, es sinónimo de diversión. Asegurado.
Por el camino, de Mariana Ruiz Johnson (Kalandraka)
Este libro nos enamoró perdidamente en cuanto entró por casa y se lo leímos a Mara por primera vez. Y aunque a ella, acostumbrada a álbumes ilustrados un poco “más de mayores”, quizás se le queda pequeño, también reincide puntualmente en esta joya hecha a prueba de bebés con su encuadernación y sus páginas de cartón.
La verdad es que no sé qué me gusta más. Si el texto, escrito en poesía, por cuyo rítmico camino van transitando los animales que se dirigen a la fiesta de cumpleaños de la ballena. O las ilustraciones, con ese sello inconfundible que Mariana Ruiz Johnson imprime a todos sus trabajos (Quien tenga en casa ‘Mamá’ –Kalandraka– sabrá de lo que hablo).
Podemos decir que en nuestra casa ‘Por el camino‘ ha cambiado de manos y ahora es un clásico en las lecturas nocturnas de Leo junto a los libros de la colección ‘De la luna a la cuna’. No en vano, es un libro para leer especialmente de noche, porque su final nos lleva directamente a la cama: “Y andando por el camino / todos vuelve a su hogar / La Luna brilla en el cielo / ¡Es hora de descansar!”.