
Leo y Mara son tan parecidos físicamente como diferentes en su personalidad. Es algo de lo que nos dimos cuenta desde el principio. Y aunque nuestro bicho bola se ha destapado desde los seis meses y, como su hermana, es un terremoto kamikaze de armas tomar, inquieto, escalador y sin miedo (imprudente), tiene una capacidad para prestar atención y entretenerse él solo (con juguetes y ahora con libros) que a nosotros nos está resultando sorprendente por desconocida, ya que es algo que con Maramoto nunca vivimos.
Para mí, sin duda y como comentaba, el gran ejemplo en este aspecto son los libros. Con Mara, inquieta como ella sola, nos costó muchísimo leer libros. En primer lugar porque no paraba quieta ni prestaba atención durante más de 5 segundos. Y en segundo porque ella prefería devorar libros literalmente, es decir, a bocados. Y ese ansia por comer cuentos infantiles y todo papel encuadernado que pillase por casa le duró meses. Leo también ha pasado por esa fase de niño devora-libros, pero desde que se dio cuenta de lo que encerraban las páginas que intentaba comerse, ha decidido que es mucho más molón escuchar “historias” que comérselas.
Los cuentos de Leo
Nuestra querida amiga Paula, del blog ‘Yo Mí Me Con Libro’ contaba hace apenas 10 días en un precioso post el amor de su hija Olivia por los libros. La peque tiene 8 meses más que Leo, pero también empezó hace mucho tiempo a mostrar interés por la lectura. Quizás porque al igual que Leo, ser los pequeños de la casa les ha permitido a ambos tener un montón de cuentos infantiles ya manoseados por sus hermanos a su alcance y plena disposición.
Como os comentaba, desde que empezó a gatear con seis meses Leo mostró interés por los libros. Primero porque le gustaba tirarlos de la estantería en la que los tenemos, uno a uno, hasta quedar sepultado por ellos, en un trabajo paciente y metódico. Luego porque al parecer los encontró sabrosos como complemento al Baby Led Weaning. Y finalmente porque desde finales de septiembre descubrió que las páginas que se comía están llenas de palabras, sonidos y canciones. Y quedó maravillado.
Por aquel entonces, la mamá jefa y servidor, en ratos muertos del trabajo, empezamos a cogerlo en brazos, sentados en el suelo, y a leerle los cuentos de la colección ‘De la luna a la cuna’ de Kalandraka, que hemos “recuperado” para nuestro bicho bola. Y lo pongo entre comillas porque su hermana, aún hoy, nos pide volver a ellos de vez en cuando, aunque ahora prefiera ser ella, que se los sabe de memoria, la que se los “lee” a su hermano. Y para nuestra sorpresa, desde el principio, Leo era capaz de mantenerse atento y sin pestañear mientras le leemos los 5 cuentos que tenemos de la colección. E incluso podemos repetir la lectura de alguno de ellos, porque se queda absolutamente absorto.
Desde hace unos días, además, Leo ha dado un paso más en su amor por los libros. A ellos, especialmente al de ‘Violín’, que es con diferencia su favorito, es a lo primero que acude cuando se levanta de la cama por la mañana y no es raro verlo jugar entretenido con todos los cuentos tirados sobre el suelo, yendo de uno a otro y pasando sus páginas. Lo más sorprendente, sin embargo, llega por la noche, cuando nos sentamos en el sofá para leerle a su hermana los dos libros de rigor previos al sueño. Desde la semana pasada, llegado ese momento, y tras compartir con nosotros un rato de sofá, Leo se baja, gatea hasta la estantería, coge su libro favorito, y nos lo trae al sofá para que se lo leamos mientras acompaña sus gestos de sonidos que intentan llamar nuestra atención.
El bebé que amaba los libros ha decidido que ya es hora de incorporarse a la rutina nocturna del sueño de su hermana. Eso sí, cuando Mara cae rendida a él aún le queda cuerda para rato. Vuelta a empezar con ‘Violín’.
Y, además, mamá
Nuestra pequeña es otra bebé amante de los libros como Leo. Ella misma coge los que quiere, los abre y los mira y les da besos a sus personajes favoritos echando suspiritos. Estamos alucinados con lo que le gustan los cuentos, no habíamos visto nunca cosa igual. Se puede quedar hasta media hora leyendo entretenida, y esa concentración, teniendo un año, es alucinante, ¿no?
Yo creo que esto ya nos va indicando mucho, ¿no? Seguiremos fomentando ese amor por los libros, ¡yujú!
Diana
Me siento indentificada con el comportamiento que dices de Mara, a mi niño le encantan los libros pero le cuesta muchísimo estar atento si le cuentas la historia. Así que normalmente elijo los duros que puede manipular sin problemas y le dejo a su aire, aunque de vez en cuando le voy contando cosas. Así poco a poco vamos consiguiendo que aumente su atención. Pero también se los come al menor descuido V_V
Planeando ser padres
Pues ahora me doy cuenta de que mi bichilla jugaba con libros desde muy bebé y sin embargo, a mi churumbelito no se los estamos arrimando. Los que no son rígidos son un peligro y como se los rompa a su hermana… Y los de ella con esta edad pasaron a mejor vida del trote que les dio. ¡Tengo a una criatura de 9 meses necesitada de lecturas y no me había dado cuenta!