Hace unas semanas me enteré de que una pareja conocida se había separado. “Se acabó el amor”, me cuentan que argumenta ella a quien quiere escucharla. Ya se lo dice el personaje interpretado por el actor argentino Óscar Martínez a Clara Lago en El cuento de las comadrejas: “Si hasta las películas, que están hechas de plástico, envejecen, imagínese el amor, que está hecho de intenciones”.

Luego hay amores que mueren de viejos, por supuesto. Y otros que, como pasa con algunas personas, envejecen mal y mueren jóvenes, consumidos por las intenciones y las expectativas que, a su modo, son el cáncer del amor, solo que para eso no hay tratamiento inmuno-oncológico que valga.
Pensaba en cómo envejece el amor viendo el domingo pasado Los días que vendrán. En la película, Carlos Marques-Marcet, su director, aprovecha el embarazo real de la pareja de actores protagonistas para moverse en esa delgada línea que separa la realidad de la ficción y mostrarnos la transformación que sufren ambos con el embarazo y la perspectiva de la maternidad/paternidad. Es tan real que da miedo ver cómo envejece el amor en la pantalla. Y eso que en el metraje la maternidad/paternidad es solo eso: una perspectiva. Luego la experiencia y la realidad transforman aún más si cabe. Y envejecen más.

Es algo de lo que Diana y yo hablamos de forma recurrente. De cómo envejece físicamente la maternidad y la paternidad, sobre todo en estos primeros años de falta de sueño, de demanda y exigencia máximas, de postergarse; y de cómo envejece a la par el amor, afectado por las mismas causas. Quiero creer que está bien verlo, ser conscientes de ello, hablarlo con naturalidad, anteponer la realidad a las expectativas. Puede que sea una de las recetas para que el amor acabe muriendo de viejo.

Otra receta debe ser tomar conciencia de que esta realidad es tan irrefutable como pasajera. Yo en estos casos hace tiempo que tomé como filosofía de vida una reflexión que un día escuché a un personaje interpretado por Cecilia Roth: “Veo todas las cosas sencillas que aguardan el regreso de un náufrago que sueña con olvidar para siempre su naufragio, porque sabe que más allá de la tormenta, otros días vendrán”.