
Padres del mundo, sumémonos a la revolución de los cuidados
los padres cada vez estamos presentes, pero nos sigue faltando dar un paso más, entrar de lleno en la ‘radicalización de los cuidados’.
los padres cada vez estamos presentes, pero nos sigue faltando dar un paso más, entrar de lleno en la ‘radicalización de los cuidados’.
No quiero que mi hija sea una ciudadana de segunda por el simple hecho de ser mujer. Ni quiero que mi hijo crezca creyéndose superior y con más derechos que su hermana y sus compañeras de clase o de trabajo por el mero hecho de haber nacido hombre.
El adultocentrismo se ejemplifica en actitudes cotidianas que reflejan esa supremacía en la que los adultos nos movemos en relación a los niños, ese estar por encima de, ese tratarlos como seres inferiores, incapaces y molestos, ese tener una diferente vara de medir según nos juzguemos a nosotros o a ellos.
“Qué suerte que vuestra hija coma tanta fruta”, nos dicen a menudo, como si el amor de Mara por ellas fuese fruto del azar divino, el beneplácito de unos dioses a los que debemos agradecer su bondad como el que implora lluvia en tiempos de sequía.
Un ya lejano 20 de marzo de 2014 (han pasado tres años que me han parecido veinte), en una sección que ya tengo olvidada, la de las frases del gran manual de la crianza, traté un argumento clásico que utilizan las personas cuando como padres queremos hacer un cambio en lo que hasta ahora ha sido […]
Es increíble la expectación que generan las rabietas de los niños. Y eso, como padres, dificulta bastante la gestión de las mismas.
Creo sinceramente que los blogs estamos contribuyendo, poco a poco, a romper el mito de la maternidad/paternidad feliz y perfecta. Y lo hacemos mostrando nuestro caótico día a día, nuestros errores, nuestros momentos de desesperación. Y se nota que hay ganas de este tipo de testimonios.