
Hace aproximadamente un año me invitaron a participar en una mesa redonda en la que se presentaba un informe elaborado por Dodot que reflejaba cómo los padres habíamos incrementado nuestra presencia en las labores de crianza, educación y cuidados de nuestros hijos. Normal, por otra parte. Solo faltaría que a estas alturas del siglo XXI involucionáramos. En ese estudio se destacaban datos para el relativo optimismo y en ellos se incidió especialmente durante el debate: entre ellos que el 85% de los padres encuestados afirmaron cambiar habitualmente los pañales a sus hijos o que un 76% de ellos se habían cogido el permiso por paternidad. Un aplauso para todos nosotros, por favor (entiéndase la ironía).
A mí, sin embargo, me sorprendieron otros datos de la encuesta que pasaban más desapercibidos. Uno de ellos, por ejemplo, decía que el 39% de los padres afirman no haber cambiado en absoluto sus hábitos tras serlo. Y esto es preocupante, porque si hiciésemos esa misma pregunta a las madres estoy seguro de que el porcentaje no llegaría al 1%. ¿Cómo es posible que no cambien tus hábitos tras ser padre cuando un hijo te cambia la vida de arriba a abajo? ¿De verdad puedes seguir como si nada con tus rutinas, con las cervezas con tus amigos, con tus partidas de pádel, cuando tienes un recién nacido en casa con todo lo que ello implica? Dejo las preguntas en el aire.
El otro dato que yo destaqué en mi tiempo de ponencia como preocupante era el siguiente: ¡Un 40% de los padres encuestados creen que concilian de forma adecuada su vida laboral y familiar! ¡Toma ya! ¿Qué pasaría si hiciésemos esa pregunta a las mujeres? No lo sabemos a ciencia cierta, pero podemos intuirlo. Teniendo en cuenta que el 90% de los padres con hijos menores de 12 años trabajan y que la mayoría de esos padres tienen el horario típico español, de 9 a 19 horas o de 9 a 18 en el mejor de los casos, ¿de verdad sienten que concilian de forma adecuada vida laboral y familiar cuando apenas tienen tiempo de lunes a viernes para bañar y acostar a sus hijos? Dejo las preguntas nuevamente en el aire.
A los padres no nos importa la conciliación
A estos datos volví a darles vueltas recientemente, mientras preparaba una presentación sobre micromachismos y corresponsabilidad en la crianza para #ConciliaMálaga, un evento al que me invitaron a participar hace un par de semanas en el Museo del Patrimonio Municipal de Málaga (MUPAM). Llené mi presentación de guiños a los padres, de diapositivas que estaban dirigidas abiertamente a ellos, de datos para hacerles removerse incómodos en sus asientos. Esperaba, ignorante de mí, una fuerte presencia masculina. A la hora de la verdad, sin embargo, el auditorio estaba lleno…de mujeres. ¡Apenas pude contabilizar 4 o 5 hombres! ¡Y casi todos ellos estaban allí porque sus mujeres participaban en la jornada!
Parece que a los padres (en masculino) no nos importa la conciliación. Y esto es preocupante, porque eso esconde una falta de preocupación por los cuidados, la educación y la verdadera corresponsabilidad. Como suelo decir, las mujeres hace tiempo que dieron el salto a la esfera mal llamada productiva. Nosotros, sin embargo, aún estamos lejos de hacer el salto inverso hacia la esfera de los cuidados. Y mira que a veces soy optimista, pero cuando voy a estos eventos o veo los resultados de las encuestas caigo en la cuenta de que vivo en una burbuja.
Estoy rodeado de padres que concilian, que se piden excedencias, que se acogen a reducciones para el cuidado de sus hijos, que son conscientes de la importancia de la corresponsabilidad. Esos padres, sin embargo, no dejan de ser un microcosmos que necesitaría de una lupa de mil aumentos para ser visible. Desgraciadamente no son la norma, son minoría, no tienen su réplica en el mundo real, más allá de esa burbuja en la que vivo (vivimos) y que se pincha cada vez que salgo de ella.
yyoconestasbarbas
Bendita y maldita burbuja. ¿Y cómo hacemos, Adrián? Imagino que “no queda sino batirse”, como hacemos cada día. Y seguir sembrando…
EbOLA
Bueno…cada cual con su conciencia.
Y cada palo que aguante su vela (me refiero a esos “palos” que dicen…es que mi pareja no hace esto o lo otro. Pues cambie de pareja coño, que nadie le puso uno pistola en el pecho para estar con semejante persona).
Pues esa es mi opinión.
Zora Groothuis
Post maravilloso y horrible realidad.
Respondiendo a Y yo con estas barbas, diría que lo “único” que podemos hacer es seguir luchando por ello. Los papás corresponsables tenéis que seguir dando ejemplo, seguir alzando la voz, y los demás tenemos que seguir exigiendo corresponsabilidad dentro y fuera de casa.
Para que llegue el día en el cual, el hombre que se queda en casa a cuidar de sus hijos (o pareja o mayores) sea lo normal y no lo valiente.
Beatriz
Ciertamente desoladora la realidad que describes y que corroboro porque seguimos (hombres y mujeres por igual) exigiendo a las madres que renuncien profesionalmente para atender a sus hijos criticando a las que no lo hacen y aplaudiendo a los padres que lo hacen como si de héroes se tratase lo que refleja que aún no hemos cambiado el paradigma obsoleto y ancrónico en el que el cuidado de los hijos se atribuye exclusivamente a las mujeres independientemente de que ahora estén inmersas en el mercado laboral al mismo nivel de exigencia (o más) que los hombres. Seguimos viviendo en una sociedad trasnochada con benditas excepciones como las que describes.
Silvana de Dulce Maternidad
Pues es la verdad, aún falta mucho por hacer, pero poco a poco se va haciendo camino, aunque aún no se vea la luz, y es que si lo vemos bien, la realidad es que habría que hacer un cambio de chip en la sociedad que todo está patas arriba, no existe la conciliación lo único que existe es la renuncia, al menos en mi experiencia, y no hay más, en los hombres es como una etiqueta “eso que lo hagan las madres” o “los hijos son de las mamás” etc. Y es que lo provocamos las mismas madres!! en fin que es un cambio brutal el que deberíamos hacer, porque en esa charla no fueron más padres a involucrarse y entusiasmarse como lo hacemos las madres? pues porque no les hemos enseñado nosotras desde pequeños a nuestros hijos que todo lo que hacemos las madres también lo deben hacer los padres, ay no sé, pero es que queda tanto por hacer y deshacer.
Gabriel Fernández
Es la realidad. En mi caso mi propia hermana y la prima de mi mujer le preguntan a ella que como es posible que yo le ayude tanto y que deberia dar gracias por ello. Cuando mi mujer me lo contó le dije que no es que lo que yo hago sea anormal, es que lo que no es normal es el caso de ellas con sus respectivas parejas.
Pero lo mas curioso es que a excepción de un par de amigos, los demás se encuentran en la misma tesitura que el caso de mi hermana, ¡y para colmo! Un amigo me comentó en el cumpleaños de mi hijo Alejandro que él trabajaba 12 horas al día para ganar más dinero y que su mujer criara a sus hijos, me quedé de piedra
David
Hola adria, he llegado a tu articulo, a traves de las amigas de mi mujer, un grupos de mujeres, muy majas ellas, pero a veces muy cortas de entendederas.
Creo sinceramente, que te confundes con tu articulo. No es que los padres no querramos conciliar, es que muchas veces no podemos.
Veamos, yo curraba como mi mujer de 7:30 a 15:00, y si queriamos tener un hijo, uno tenia que sacrificarse, y pringar todo el dia, y dado que la que se embarazaba era ella, y por acuerdo entre los dos, amplie mi horario yo.
Yo MATARIA por pasarme las tardes con mi hija, por echarme siestas con ella, jugar y dar paseos, pero no puedo (que no es no quiero) porque si renunciase al extra de horario estariamos con el agua al cuello.
Y si, podriamos cambiar los papeles y que currase ella, pero sinceramente, tu crees que ella querria currar todo el dia en vezde disfrutar de la peque? YA TE DIGO YO QUE NO.
No es que los padres no querramos conciliar, es que las empresas no nos dejan. A la mayoria de currantes, nuestro curro no es por gusto, es por necesidad, yo cada dia, vengo a trabajar, intentando que el dia pase lo mas rapido para volver a casa, ver a mi familia, y en todo caso distraerme.
Por todo esto, sinceramente, creo que tu articulo esta mal formulado o mal dirigido. Y digo esto, porque la gente, y en especial una corriente que estos dias tiene mucha fuerza, tiende a criminalizarnos a los padres, como que no hacemos nada, y se lo dejamos todo a la mujer como hace 50 años, y no, no es asi
Raquel
Opino lo mismo. Aun tenemos muchisimo trabajo por hacer. Mi marido por ejemplo se equivoca porque trabaja demasiadas horas (deberia haber cambiado su horario tras la paternidad) y no hay forma de explicarle que el horario que tiene me mata porque yo que tambien trabajo 8 horas paso muchisimas horas con la niña y es agotador, a las 9 de la noche cuando llega el no soy persona. Tambien tengo amigas con maridos que corren, van al gimnasio, luego hacen bici y mil cosas mas diariamente mientras ellas no pueden ni respirar. Lo dicho, que pena y no se yo cuando esto comenzara a cambiar. Para mi es un problema de educacion lo primero y eso o se enseña desde pequeños o nada… un saludo!
Rob
Adrián, muy de acuerdo en todo lo que dices. Me siento muy reflejado en tu forma de ver la paternidad.
Yo tengo un horario privilegiado (8:00-15:15) y por eso es mi mujer quien redujo su jornada (partida). Para llegar a esto elegí conscientemente este trabajo a pesar de ganar algo menos o de perspectivas e promoción no tan buenas (de nuevo fui un privilegiado de poder elegir, lo sé); no concebía ser padre sin poder estar presente en el dia a dia.
Además de esto, elegí en m ocio ir a la piscina con mi hijo de 2 años en vez de a padel. Elegí los cuentos en vez de las cervezas de los jueves. Elegí volver a casaa las12 en aquella cena porque mi hijo se desspierta a las 7. Elegí muchas cosas porque soy un afortunado.
David, conciliar es dificil entre el trabao y la familia, es evidente. Pero creo que Adrián se refiere a todas esas cosas a las que los hombres no renunciamos y que en las mujeres se da por sentado que no volverán a hacer en mucho tiempo.
Ron
Buenas a todos, os pongo en antecedentes, mi horario de trabajo me hace salir de casa a las ocho de la mañana y volver a las siete de la tarde, el de mi mujer de seis de la mañana a cuatro de la tarde, nuestros trabajos son muy distintos así como nuestros sueldos, yo casi cobro el doble que ella. Hemos tenido mellizos y mi mujer continúa con el permiso de maternidad, a mí se me acabó el de paternidad. Con dos bebés en casa el trabajo se multiplica y las horas de sueño bajan drásticamente. Cuando hable con mi mujer del tema de la conciliación, de cuánto tiempo y quien disfrutaría de los permisos, la conversación duró lo que tardó en decir que ella era su madre y que el permiso, tanto de maternidad como de lactancia lo disfrutaría ella, ya que a quien necesitan los bebés es a su madre… Nuestros hijos han sido prematuros y hasta los dos años no nos recomiendan llevarles a la guardería, así que cuando salió el tema de solicitar una excedencia, acabó de la misma forma… si yo dejase de trabajar no llegaríamos a fin de mes.
Como he dicho llego a las siete, es entonces cuando me hago cargo de los niños, les doy las tomas, les baño, preparo la ropa para el día siguiente, ayudo a hacer la comida/cena/lavadora/friegaplatos… entonces es cuando mi mujer me dice que está agotada y necesita tiempo para ella, (cosa que no dudo ya que cuidar de dos bebés todo el día es agotador, yo he estado ahí durante el permiso de paternidad, y lo sé, es agotador), mi gran error es decirla que yo también estoy cansado, y esas palabras dan lugar a un ataque de furia por su parte, por lo que he decidido que aunque esté agotado, no decir nada.
Yo trabajo todo el día, luego estoy en casa y ayudo al cuidado de los niños, cada noche me levanto para las tomas xq cada uno tiene asignado un bebé, los fines de semana hacemos la limpieza de casa entre los dos. Así que creo que aunque trabajo fuera, también lo hago cuando llego a casa. Lo peor es cuando se enfada xq le pregunto que qué necesita que haga, y su respuesta enojada es que “ya deberías saberlo”. Mi contestación : “no estoy en casa durante todo el día no sé qué te hace más falta”. Y su respuesta es la misma… “no sabes hacer nada, se te tiene que decir todo”… Pero de lo que no se da cuenta, es que lo que para ella es evidente, para mí no tiene xq serlo. Por el contrario, ella no se preocupa nunca de qué ni dónde comprar los pañales, la leche, la compra de casa, que ofertas son las mejores, que silla les va a hacer falta, los gastos de casa, y un montón de cosas que da por hecho que son responsabilidad mía y que no valora.
Sé que cuando hay un bebé en casa, nuestra vida cambia, los hombres pasamos a un segundo plano, en mi caso a un tercero y ni se nos valora ni se nos tiene en cuenta.
En relación a la conciliación… es difícil tanto por parte de las empresas, como por parte de nuestras mujeres, ya que en muchos casos son ellas mismas las que se cargan con la responsabilidad del cuidado de los niños.
No me quejo, soy feliz y amo mi mujer y a mis dos hijos. Pero en muchos casos, nosotros los hombres, sí queremos implicarnos más y lo que sucede es que no nos dejan.
Muchos elegimos ser PADRES, algo más que meras carteras con patas. Nosotros también amamos y nos preocupamos por nuestros hijos. Dejadnos ser vuestros compañeros y valorarnos más.
Los hombres somos diferentes a las mujeres y vemos las cosas de otra manera, no nos miréis con vuestro prisma, vuestras prioridades no siempre serán las nuestras pero al final, lo importante es que tanto las madres como los padres, miramos por nuestros hijos.